La importancia de nuestros pensamientos.
La sociedad está cambiando. Bueno, parece que no digo nada nuevo. Si algo caracteriza al s.XX i XXI es la vertiginosidad con la que se suceden las cosas. Parece que todo se haya acelerado (revoluciones de todo tipo, científica, tecnológica, social) y vivimos sumidos en cambios constantes. Como si estuviéramos en el centrifugado de una lavadora y…desde ahí es difícil ver hacia dónde nos llevan todos esos cambios y cómo nos afectan. Pero…últimamente, en los últimos años a esta parte se está dando un cambio de paradigma. ¿Qué es un paradigma? Una manera colectiva de ver las cosas. Y en ese nuevo paradigma (que aquí no voy a analizar) encontramos dos ideas recurrentes: el origen de todo está en tus pensamientos y la unidad del cuerpomente.
La historia de occidente es la historia de la separación: entender la realidad es diseccionarla en partes simples y analizando estas podemos llegar a comprender dicha “realidad”. En ese camino hacia lo más pequeño y separado…se pierde el todo, la perspectiva del todo. Occidente es también el triunfo de una visión (androcéntrica) que separa el cuerpo de la mente. Cuerpo y emociones van por un lado, y la mente, identificada con el pensamiento racional, va por otro. En esta separación del ser-hombre (identificado con el ser-humano) la razón sería aquello preeminente, lo importante. El cuerpo es lo accidental, la prisión del alma (según Platón), lo que nos confunde y…estorba.
Todo esto está cambiando. Desde la neurociencia hasta la new age, pasando por el despertar de las mujeres ( y otros colectivos) a nuevas formas de pensar el género, está entrando en la savia del árbol social la idea (respaldada por los avances científicos) de que la mente no es algo separado del cuerpo sino que está intrínsecamente unido a él. En palabras de la doctora C. Norhtrup: “nuestros pensamientos, emociones y cerebro se comunican directamente con nuestro sistema inmunitario, nervioso, endocrino y nuestros órganos”, para llegar a concluir: “la mente existe en todas las células de nuestro cuerpo” . Los pensamientos generan emociones, y las emociones producen distintas realidades bioquímicas en el cuerpo físico. Un pensamiento repetitivo (transmitido a través de la educación y la sociedad o cuerpo cultural) genera una creencia.
Así, la mayoría de discursos de las llamadas terapias alternativas van a ese centro que lo genera todo: nuestras creencias, las cuales van a incidir, directamente, en nuestra salud (entendiendo por salud tanto física como emocional). El problema viene..cuando no tenemos control sobre esas creencias y pensamientos: la mayoría forman parte del subconsciente, están en la estructura que no se ve y que lo sustenta todo (comparemos las creencias con un esqueleto). Si existen creencias nocivas para la propia salud, seguramente no las vamos a poder detectar y se van a generar patrones de comportamiento autodestructivos.
Y todo esto…¿qué tiene que ver sobre el aborto? Volvamos al título del post: ¿y tú, qué piensas? Cuáles son tus creencias respecto al tema? Y cuáles son las creencias de tu entorno, de tu cultura o de tu educación (aunque pienses que no, están ahí, enterradas en tu subconsciente)? Posibles pensamientos en torno a la interrupción voluntaria del embarazo:
Abortar es un asesinato.
La mujer que se queda embarazada sin desearlo es una fresca. Debería haber tomado precauciones.
Un aborto nunca se supera.
Yo lo elegí, no tengo derecho a llorar.
Es un grupo de células. No tiene que haber dolor.
Si duele, es porque me arrepiento.
etc…
Todas estas creencias (y más) pueden ser el detonante de situaciones muy dolorosas para la mujer. Van a generar culpa, tristeza, ansiedad, soledad…y todo esto va a tener también una incidencia en nuestros órganos físicos. Te propongo empezar a trabajar por ahí: haz una lista de las creencias de tu cultura, de tu entorno y las tuyas propias sobre el tema del aborto. Y una vez hechas, mira qué sensaciones y pensamientos generan. Hay alguna emoción de las llamadas negativas (rabia, tristeza, soledad)? Y luego pregúntate: ¿cómo gestionas estas emociones y esos pensamientos? Y…yendo más allá..¿cómo afecta esto en tu día a día?¿Crees que afecta también a tu cuerpo? ¿Qué te dice tu cuerpo?
Esa es mi propuesta de viaje este febrero: ¿qué sientes de verdad y qué piensas y crees respecto al tema del aborto? Y si hay algún conflicto busquemos juntas nuevos lenguajes para poder decir nuestro sentir sin resentirlo. ¿Me dejas que te acompañe?
Un saludo, de korazón a korazón