Cuando hablamos de interrupción del embarazo, parece que hablemos de un tema actual, porque afecta en presente a muchas mujeres (cada año se dan 73 millones de interrupciones del embarazo a nivel mundial según la OMS),
Pero en realidad es un tema ancestral.
O mejor dicho, es una realidad ancestral.
Quieras verlo o no, desde que ha existido humanidad ha existido esta experiencia.
Desde que la mujer fue mujer y paría, también sabía muy bien cómo detener sus gestaciones.
Lo hacían con hierbas (ruda, cúrcuma)…con métodos naturales. .que hoy, en muchos lugares ya hemos olvidado.
Y seguramente se hacía en silencio, a escondidas.
Poco sabemos si el tabú era tan grande como ahora,
pero sí sabemos que es una práctica que forma parte de la experiencia de lo que es ser mujer ( el primer papiro que trata sobre el tema del aborto y de cómo abortar es un papiro egipcio del 1600aC).
Quizás en el amanecer de la humanidad era una práctica más aceptada, quien sabe,
pero es cierto que hace siglos es una práctica condenada y perseguida, a menudo prohibida.
Y que siempre fue una experiencia susceptible de producir mucho dolor (no todos las abortos duelen, pero muchos sí).
Con lo cual, cada mujer que en la actualidad aborta y así lo decide, va a enfrentarse con un dolor colectivo ancestral, con un cuerpo de dolor que viene de muy lejos.
Quiero decir esto para aclarar que la experiencia no es solo tuya, sino nuestra, de todas las mujeres que vivimos un aborto voluntario hoy y siempre.
Estamos profundamente conectadas.
Un hilo invisible nos une con los albores de la humanidad.
Pero así en el dolor como en la sanación.
Sana una sanamos todas.
Cada mujer que se da el permiso para hablar e integrar esta experiencia le abre la puerta a otra para que lo haga.
Tu proceso de sanación no termina en ti, sino que va mucho más allá, de facto y también energéticamente.
Urge sanar y que hablemos de lo que nos sucede a las mujeres que hemos abortado, porque ya no va solo de nosotras, sino de las que nos precedieron y las que vendrán.




