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Dedicado a Sil
En un acompañamiento, Sil me comentó en un momento dado:
“- No sé…no tengo palabras para describir lo que siento…es como una nostalgia…”
-”Ah, claro..la nostalgia- respondí yo…- de eso podemos hablar. Soy nostalgióloga- añadí con una sonrisa.
De ahí se inició un diálogo y una promesa, la de escribir este artículo.
Cuando afirmé que era nostalgióloga, es decir, que era experta en nostalgias estaba haciendo referencia a mi vocación de filósofa y a mi ser profundo. A mi vocación de filósofa porque Heidegger (célebre filósofo del s.XX) afirmó que “toda filosofía es, en esencia, una nostalgia, y a mi ser porque de algún modo toda mi vida, por carácter y circunstancias estuvo empapada de esta atmósfera muchos años (incluso mucho antes de mi aborto). Hoy en día esto ya no es así, no vivo en esa atmósfera, pero eso no quita que sepa de lo que estoy hablando cuando me refiero a la nostalgia.
¿Qué es la nostalgia?
¿Qué nostalgiamos?
¿Qué tiene que ver todo esto con el aborto voluntario?
No es la primera vez que sale el tema de la nostalgia en una consulta, pero esta vez fue muy específico. Llegados a este punto siempre recuerdo una canción griega que en su momento me impactó: “nostalgio el futuro» ,se titula.( ego to mellon nostalgo)”,En ella, su autora, Elefteria Arvanitaki, nos relata una historia de amor que se termina, pero en vez de decir, como es habitual en las canciones de amor, que echa de menos los momentos que ya fueron, dice que echa de menos los momentos que ya nunca serán. Muy cierto. Cuando se produce una ruptura (y el aborto voluntario puede ser eso, una ruptura en tanto que una despedida de una maternidad que ya no será), lo que echamos de menos es todo lo que nos queda por vivir, todo lo que quisiéramos vivir y que ya es imposible que sea vivido El aborto voluntario puede despertar en nosotros el deseo de un futuro al que renunciamos. Este se desvanece ante nosotras, pero como fantasma parece perseguirnos.
Es ahí donde la nostalgia se diferencia de la mera tristeza. La tristeza es una emoción, mientras que la nostalgia es un deseo de lo que no es. Y ese deseo produce dolor y tristeza.. Estamos aquí lidiando con ausencias que duelen, y eso le añade sufrimiento (incomprensión) al proceso del aborto. Ausencias indefinidas que nos dejan al borde del silencio, de aquello para lo que no tenemos palabras (como comentaba Sil).
Veamos cómo nombran otros idiomas a la nostalgia para ilumInar distintos aspectos de este ánimo que no pocas veces forma parte de un duelo post-IVE:
En alemán se habla de Sehnsucht, es decir: sehn (deseo ardiente, anhelo) y sucht (búsqueda constante). “Sehn”, es algo más que deseo, es un anhelo, y este proviene del alma. Es el corazón profundo quien anhela, y en ese anhelo sale en la búsqueda de algo que ni siguiera puede entender ni definir. De ahí la perplejidad de Sil (y de tantas otras). Se anhela otra vida, otro camino…que las cosas hubieran sido distintas, que ni siquiera hubieran sido..
Nostalgia, en su raíz latina viene de “nostos” que significa regreso, y “algos” ,dolor. Es el dolor producido por el deseo de regresar. ¿Adonde? Un aborto voluntario puede dejarte fuera de juego: fuera de ti misma (no reconoces la persona que eres ahora) y fuera de la sociedad (como vimos en el artículo anterior). En muchos casos nos volvemos mujeres divididas. Se despierta el anhelo de regresar, de volver a ser una .No se puede volver atrás y el futuro tampoco se vislumbra. Nostalgia es aquí el deseo de volver a ser una con nosotras mismas. Quizás sea este el inicio de una verdadera transformación de tu ser en la búsqueda del verdadero hogar (entendido como centro, como ti mísma).
Finalmente, la nostalgia es el dolor de una ausencia. La presencia doliente de una ausencia que nos vuelve ausentes a nosotros mismos. Por eso me gusta hablar de atmósfera: la nostalgia es como una bruma indefinida que nos envuelve y nos toca, que se siente a flor de piel pero que es imposible de definir.
La nostalgia, en sí, no es mala, como tampoco lo es la tristeza. Nos habla de lo perdido, es un llamado del alma a ser escuchada y a volver a ser una consigo misma. Lo malo es no atenderla, lo malo es quedar atrapados en ella, en una atmósfera que con el paso del tiempo puede resultar asfixiante.
La nostalgia resulta positiva en tanto que llamada a caminar, a buscarnos, pero resulta negativa cuando nos impide caminar, cuando quedamos atrapadas en una red de “lo que hubiera podido ser”
. Como mujeres que tomamos un camino y no otro, hay que poder soltar, en su momento, cuando te sientas preparada, “lo que ya nunca será”, pero para poder soltarlo cabe reconocerlo, saber que algo perdimos y a algo renunciamos por el camino, y que esa renuncia nos rompió. Sólo desde ese reconocimiento como encuentro va a ser posible la despedida y el reencuentro con un futuro ahora sí, luminoso y en definitiva, tuyo.
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