Según lo visto en el artículo anterior la culpa es, no pocas veces uno de los ejes centrales del aborto y su consecuente duelo. La culpa añadirá mucho sufrimiento al dolor propio de la pérdida y te dejará profundamente dividida y enfrentada.También te dejará paralizada y te hará víctima de tu pasado. La culpa puede aparecer por distintos motivos y en distintos grados como ya vimos. Aquí voy a exponer algunas estrategias para su gestión, pero considero que no pocas veces es un tema que precisará de ayuda y acompañamiento por parte de un profesional para poder ser tratada, disminuida, liberada, sanada.
En primer lugar cabe distinguir muy claramente entre el dolor de la pérdida y el sufrimiento que causa la culpa. El primero es inevitable, el segundo es opcional. Cuando me refiero a opcional me refiero que nace de las creencias respecto al aborto, a nuestra acción concreta de interrumpir nuestro embarazo y a nuestra persona, y que serán esas creencias las que deberán ser puestas a revisión en un trabajo terapéutico y de acompañamiento. Es posible que en un principio la culpa, vivida como una voz que te atormenta, no la veas en absoluto como opcional..pero sí que lo es pues nace de una creencia y unos valores que siempre, siempre…se pueden poner en revisión. Pero eso va a requerir de tiempo y distancia, y seguramente, como te decía antes, de ayuda.
En segundo lugar, a la culpa o se la desactiva o se la trasciende.
Cuando la culpa se desactiva: aquí se trata de tomar consciencia, primero, del diálogo interno al que te somete la culpa, para en segundo lugar ver qué creencias lo sustentan y empezar a cuestionarlas.
Normalmente, el círculo (infernal) de inferencias al que te somete la culpa es el siguiente:
1.[Tu acción no fue buena—de hecho fue la peor que puede cometer una mujer]— juicio sobre la acción de interrumpir tu embarazo
2.[ eres/fuiste egoísta—eres mala persona]— juicio sobre tu persona
3. [no mereces nada—no vales nada—no eres suficiente (buena persona, buena madre…).]———-condena
Y todas las variantes que este discurso nocivo pueda tener.
Es importante poner por escrito (sacar de tu cabeza, y a ser posible escribir a mano) ese recorrido, poder objetivarlo, aunque sea por unos minutos sobre el papel,. Y poder cuestionar, una a una…todas las afirmaciones que este juez interno nos está haciendo. También será interesante ver cómo te está afectando ese “diálogo” interno en tu día a día…cuándo aparece, qué busca (normalmente que seas buena persona a través del castigo)…poder verlo y al verlo, poder empezar a hacerle frente. Pero como ya dije al principio, a veces es necesaria la ayuda de un profesional para entrar en un diálogo de tú a tú con la sra. Culpa (en este sentido también es interesante la idea de personalizarla, de crear un personaje con ella, o él, el sr juez…cómo sería, qué aspecto tendría…qué busca?..).
Al hacer este ejercicio la culpa queda objetivada…pasa a estar de alguna manera fuera y podemos empezar a escucharla, a darle espacio a esta voz sin estar necesariamente sometidas a ella. Es el inicio de su fin, porque hasta este momento era un diálogo interno, íntimo, perturbador, una voz con la que no dialogabas en absoluto o si lo hacías, lo hacías a gritos, excusándote…Objetivarla va a hacer que tus partes empiecen a hablar entre ellas de igual a igual y a crear un espacio interior neutro de escucha. Esto va a rebajar la culpa notablemente.
Cuando la culpa se trasciende: para mi es el camino más rápido. Dicen que un problema no se puede resolver en el mismo nivel en el que se creó. La culpa nace del juicio, y quién juzga y se juzga (y condena), no se comprende. La culpa se trasciende (libera, perdona…)cuando abrimos espacio a la comprensión, y esta, a su vez, abrirá un espacio a la aceptación. Aceptarse es verse ( que no pensarse) como eras en el momento en el que tomaste la decisión: una mujer desesperada, atrapada en una in-decisión imposible, y que tuvo que elegir entre dos malas opciones la que en ese momento sintió como menos mala. Aceptarse va a ser aceptar que no somos super mujeres que lo podemos todo, y que en todo momento hacemos lo que en ese momento, y con la perspectiva que tenemos,creemos mejor. Pero esto no es un discurso, cabe entrar en contacto con la mujer que fuimos, escucharla, volverla a sentir…
A este nivel yo suelo trabajar con hipnosis. Esta maravillosa técnica nos permite abrir espacios de escucha más allá del juicio, nos permite vernos, sentirnos..en lo que fuimos y abrazarnos ahí…También permite dar un espacio a las distintas voces y escucharlas desde una neutralidad.
Quiero proponerte un ejercicio: imagina una mujer a la que quieras mucho. Una de las mujeres más importantes de tu vida. Puede ser una hija, una hermana, una madre, una gran amiga, una tía…E imagínatela que está en la situación en la que tú estás ahora mismo…que acaba de abortar y se siente la mujer más cobarde del mundo y está en un infierno personal… Quiero que la mires bien, que observes cómo te sientes al estar frente a ella y su sufrimiento…Y luego quiero preguntarte: sentirías que la amas menos por lo que ha hecho? Creo que la respuesta es obvia….Saca tú misma las consecuencias de tu respuesta.
Termino este artículo con una serie de fotografías. Cuando googleas “culpa” y pones imágenes salen tres tipos de ellas:
Ese peso lo puedes dejar de lado, o ir reduciéndolo.
Puedes dejar de taparte la cara y mirarte más allá de la vergüenza
Puedes hacer que esos dedos dejen de señalarte.
Pero requiere un trabajo personal de autoconocimiento profundo, de ponerse límites y de autocuidado, de revisión de los propios valores y del propio valor de ti misma. Me dejas que te acompañe?