Un duelo no es una depesión

No, un duelo no es una depresión.

Aunque en algún punto se parezcan.

Un duelo es la respuesta sana  a una pérdida.

Es el amor que se queda desconcertado y el corazón dolido ante algo o alguien que nos importaba, que era significativo para nosotras. El vacío de la pérdida es el corazón del duelo. El epicentro desde el cual se manifestaran tantas emociones con las que no tenemos ni idea de cómo lidiar, y de las cuales la tristeza es la principal.

Nos entristece perder lo que tuvimos, o lo que ya no será.

La dimensión de la pérdida va a ser proporcional a la tristeza y la apatía que sintamos.

Una vez pasada lo que yo llamo la fase aguda del duelo (los primeros días, de negación, de shock y de dolor extremo), a menudo la tristeza parece ser la emoción de fondo que nos envuelve y posee. Y va acompañada de sentir poca energía (apatía) y una falta de sentido profunda (el día a día pierde sabor, no le vemos sentido a hacer las tareas cotidianas, levantarnos de la cama nos cuesta la vida)

De ahí, que en ese estado mucha gente piense que estamos en depresión. O nosotras mismas lo pensemos.

Y más cuando, en el aborto voluntario no se valida la pérdida y nos movemos entre fantasmas (añoramos una maternidad que ya no será).

Siempre digo que es un duelo muy fantasmagórico (no sabemos qué lloramos, qué echamos de menos…no terminamos de entender qué nos duele…). Nos movemos entre nieblas.

Con la incomprensión propia y ajena, sentimos que caemos en un pozo sin fondo al que llamamos depresión.

Pero la depresión es otra cosa. En mi definición personal y poética es la ausencia del alma ante un sufrimiento que ya no podemos sostener más. En la depresión nos desconectamos. Dejamos de sentir. Mientras que en el duelo el dolor nos sume en un exceso de sentir.

Sí que es verdad que si no sabemos cómo sostener toda esa avalancha de emociones que trae consigo la pérdida, si la bloqueamos…a larga puede derivar en depresión, o en lenguaje más técnico en un duelo patológico.

El dolor no se va porque nos neguemos a sentirlo, al contrario, se vuelve una piedra cada vez más pesada…hasta que al final nuestra alma decidirá desconectarse porque ya no aguanta tanto sufrimiento silente.

Muchos son los problemas que nos plantea el simple hecho de sentir la tristeza y el dolor a fondo.

No tenemos espacio para ello (como le escuché hace poco a Laura Ribas, “ a nadie le cabe un duelo en la agenda”)

Nos asusta que esa bruma, esa falta de chispa dure para siempre (que no volvamos a encontrar el gusto a la vida).

La falta de sentido puede resultar aterradora.

Te diría que en un primer momento, no tienes que hacer nada. No te pongas a buscar sentidos afuera donde no los hay (en ese caso estarías huyendo en una carrera hacia adelante y hacia ninguna parte).

Ahora no es el momento de las respuestas, sino de vivir las preguntas

La tristeza es normal y necesaria. Incómoda, sí, No queremos sentirla, sí. Pero sólo dándote permiso para sentirla pasará.

Aprende a ser amable contigo misma (ya sé que la culpa aquí va a impedir que te trates amablemente…pero ese sería tema para otro post).

Aprende a conectar con el cuerpo y bajar de la cabeza.

La apatía te habla de que no hay energía, que toca descansar, y de que busques nutrirte energéticamente de las pequeñas cosas .

Una frase muy mía es “las pequeñas cosas nos salvan”.

Un paseo por la naturaleza. Un abrazo. Acariciar a un gato o un perro. Los pequeños rituales de cada día. Respirar con profundidad, sentir el sol en la cara 5 minutos, andar descalza…No te exijas, pero reconecta con pequeños placeres (aunque tu voz interior culposa te diga que “no te lo mereces”…tú ni caso”)

En un principio, en el duelo, toca reaprenderse por dentro. Poco a poco.

Paciencia y amabilidad son las claves para ir avanzando paso a paso. La comunidad también es esencial (en lenguaje popular, «tener un hombro sobre el que llorar»)

Y lentamente…llegar a otro paisaje vital, con otra mirada y otra profundidad.

Y lentamente, ir elaborando y encontrando tus respuestas, a tus por qués y para qués.

Todo llega a su debido tiempo.

Si necesitas que te acompañe en este camino de renacer, contáctame y hablamos,

Imagen de Eva Puig

Eva Puig

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